¿Qué es lo que se esconde detrás de la autoexigencia? ¿Nos beneficia o nos perjudica ser exigentes con nosotros mismos? ¿Autoexigencia y perfeccionismo van correlacionados? ¿A qué nos puede llevar una autoexigencia excesiva?

Si lo único que pretendemos es hacer las cosas cada día mejor, sintiéndonos motivados y sin generar con ello ningún tipo de frustración, sin duda nos servirá de ayuda para transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos. Pero ¿qué ocurre cuando se convierte en fuente de estrés y ansiedad?

Autoexigencia y perfeccionismo

El psicólogo Carl Jung sostenía que, desde muy temprana edad, los seres humanos perseguimos la perfección con el fin de conseguir la aprobación de nuestro entorno. Algunos, en la edad adulta, seguimos exigiéndonos hacerlo todo bien, sin permitirnos relajarnos lo más mínimo hasta que las cosas salen exactamente como nosotros consideramos perfectas. Trabajamos con tesón para no cometer el más mínimo error y aún así, el resultado no nos parece lo suficientemente bueno, pues siempre tenemos la falsa ilusión de que podríamos hacerlo aún mejor.

Esforzarnos y tener afán de superación nos ayuda a mejorar cada día y a potenciar nuestro crecimiento personal; pero caer en la trampa de la auto-exigencia exacerbada puede provocar en nosotros una sensación de insatisfacción permanente con todo lo que hacemos. Esta sensación impide que nos arriesguemos por miedo a fracasar y, en consecuencia, merma nuestra motivación y, por tanto, nuestras probabilidades de éxito. Al final, el camino se convierte en una eterna carrera contra nosotros mismos.

¿Autoexigencia excesiva?

Entender que la vida es un viaje lleno de aprendizaje, de errores y aciertos, nos liberará de la pesada carga que supone intentar alcanzar permanentemente la perfección. Son abundantes los ejemplos de personas que han alcanzado el éxito en su disciplina (Walt Disney, Thomas Edison, Henry Ford o Steve Jobs entre otros) tras superar diversos “fracasos”, y entrecomillo la palabra porque creo firmemente que el fracaso no existe como tal, sino que es un ingrediente fundamental del éxito.

Sin error no sería posible el descubrimiento y, por tanto, la evolución.

Al equivocarnos vamos experimentando, adquiriendo e incorporando a nuestra mochila nuevas capacidades que nos ayudarán a afrontar con mayor éxito situaciones futuras.

“La perfección es una pulida colección de errores” (Mario Satz)

Autora: Rubia, Susana

CP186 – Coach Profesional Ejecutivo Certificado

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Escrito por Josepe Garcia
Creador del programa Vivir del Coaching

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