No sólo las noticias sobre el acoso escolar, con resultados tan fatales en algunas ocasiones, generan esta urgencia, sino reconocer como el sistema educativo, tal y como está planteado, deja fuera a muchos escolares que no se adaptan a las normas y planes de estudios, con actitudes disruptivas o apáticas.
Cuando los profesionales de la mediación y del coaching educativo nos acercamos a los centros educativos con nuestras propuestas solemos tener buena acogida, cierta escucha y respuestas como las siguientes “aquí no existen los conflictos, cuando un chic@ da problemas lo expulsamos” “no hay solución, l@s chic@s cada vez son peores y sus padres no les educan” “los profesores vienen a enseñar, no podemos suplir la labor de los padres” “no tenemos presupuesto” … Las respuestas de las Asociaciones de Padres y Madres tampoco son muy distintas.
Así, la propuesta de un programa de mediación escolar y/o coaching educativo, donde la implicación de los menores supone un desarrollo de sus habilidades y capacidades no cognitivas, ejercitando su inteligencia ejecutiva, se encuentra con el muro de la falta de confianza en destinar recursos al crecimiento emocional y personal de nuestros estudiantes.
La mediación escolar en la comunidad educativa, bien como formación extracurricular, bien como parte del sistema de convivencia del centro, es una herramienta valiosísima para aquellos que participen en ella, está demostrado que jóvenes disruptivos que han formado parte de los talleres, no sólo han mejorado su comportamiento, si no que han mejorado sus notas.
Sin embargo, parece que sí existe una formación extracurricular que poco a poco ganando la confianza en los colegios privados y concertados: Clases de protocolo social.
Perpleja ante el éxito de esta enseñanza, sin duda útil pues las buenas maneras son un barniz que me hace la vida mucho más agradable y la embellece, me hace reflexionar sobre el porqué de esta elección.
Me costaba aceptar que fuera más importante para los padres que sus hijos aprendieran si el pan está a la izquierda o derecha o como pelar una gamba con cuchillo y tenedor, a que sus hij@s conocieran cuáles son sus sentimientos y emociones, gestionarlos con habilidad, fortalecer sus relaciones, aumentar su autoconfianza y autoimagen, su capacidad para gestionar conflictos y hacer de las dificultades una fortaleza y no una debilidad, aumentar su capacidad de estudio y resultados académicos.
Pero recuerdo que estos padres y madres tampoco tuvieron la oportunidad de acceder a herramientas de autoconocimiento y toma de conciencia, seguramente, su seguridad la obtienen de símbolos y apariencias, del reconocimiento externo y de lo que los demás consideran como apropiado, por ello es absolutamente normal que, buscando lo mejor para sus hijos, se ocupen de que conozcan lo valioso de las formas, del protocolo, saber danzar en el baile de máscaras que a veces es la vida.
Pero la vida es algo más complejo que un baile de máscaras, Siri o cualquier tutorial nos puede informar de protocolos sociales, sin embargo, para llegar a la plenitud de una vida con sentido no existen los tutoriales, únicamente la conciencia y la confianza en nosotros mismos, herramientas y procedimientos como la mediación escolar y el coaching educativo fortalecen y desarrollan los talentos de nuestros hijos, para que su luz no la puedan apagar las dificultades de los caminos.
Autora: Myriam de la Cámara
Escrito por Josepe Garcia
Creador del programa Vivir del Coaching
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