Desde que conocí a Pablo no he dejado de dialogar con él, ambos apasionados en nuestros campos encontrábamos sin esfuerzo las áreas en común y saltábamos de emoción al encontrar tantos elementos comunes aparentemente en dos áreas tan alejadas.

Pablo es sociólogo, primatólogo y etólogo. Yo soy psicólogo y estoy especializado en los recursos humanos y el comportamiento organizativo. 

Pablo Herreros me habla de ballenas, elefantes, bonobos, perros y gatos… yo le hablo de jefes, jerarquías, innovación, emprendimiento, trabajo en equipo y liderazgo.

Nuestros discursos generaban sinergias continuas, y nos dábamos cuenta de la potencia de esa extraña pero verídica mezcla. Por eso, en cuanto pudimos, nos planteamos dar alguna charla juntos, algo así como Epi y Blas en versión científica. Las charlas que dimos fueron calcadas a lo que hacíamos en cualquier bar de cualquier ciudad, donde no parábamos de interrumpirnos continuamente porque pensábamos que teníamos algo interesante que decir y que se cruzaba con lo que decía el otro. Los dos estábamos obsesionados sobre todo con ejemplificar lo que pasa en el comportamiento animal y humano. ¡Ambos tan similares!

Por lo tanto, mis recuerdos de Pablo van siempre vinculados al dialogo científico lleno de ejemplos de escenarios animales y de escenarios organizativos. Y por eso, más que contar todas las grandes hazañas que hizo Pablo y de las que sus amigos nos sentimos orgullosos, he preferido hacer una última conversación con él, un ultimo dialogo, éste ficticio, pero lleno de las expresiones de Pablo que tanto tengo interiorizadas.

R: Pablo, la verdad es que desde que te conozco tienes siempre un mensaje en muchos de los medios que te hemos visto: televisión, radio, prensa, blogs, redes sociales, conferencias… y éste es que el comportamiento humano es muy similar al comportamiento animal, y que si entendemos éste comprenderemos el otro. Pero ¿tan parecidos somos?

P: Rober, la vida comenzó aproximadamente hace 4500 millones de años y la separación entre el hombre y los primates se produjo hace unos 5 millones, eso quiere decir que durante mucho tiempo hemos sido el mismo organismo. Por lo que nuestra historia evolutiva comparte mucho. Todos somos primates, varias evidencias fósiles nos indican que hace 5 millones de años chimpancés y humanos eran el mismo organismo. Iría mas allá, y es quizás provocador, igual diría que todos éramos ardillas. Hace 5 millones de años surge esa separación, pero todos hemos evolucionado, no solo nosotros. Recuerda que el mono, igual que otros animales, es consciente de si mismo, los experimentos que se han hecho así lo demuestran.

R: Pero me imagino que esos 5 millones de años habrán tenido también su impacto como para sentirnos diferentes ¿no? Nuestra conciencia, nuestra moral, nuestro lenguaje…

P: Para no sigas por ahí que me lo pones fácil Roberto, se ha demostrado que muchos animales tienen ya conciencia de sí mismos, sino que se lo pregunten a Gordon Gallup un psicobiólogo estadounidense que hizo experimentos con muchas especies y demostró que ya podemos hablar de conciencia de las ballenas, grandes simios, cuervos o elefantes… Los etólogos compartimos cada vez más la idea de que los seres humanos, como tenemos una consciencia más amplia de la naturaleza, tenemos una responsabilidad de cuidar de otros animales. Ellos no saben las consecuencias de deforestar una selva, nosotros sí. Hay quienes dicen que somos la única especie capaz de cuidar de otros, no solo por protección maternal, sino por conciencia.

R: La verdad es que en la empresa hay mucho animal. Pero también mucha gente maravillosa. Si te fijas Pablo utilizamos la palabra animal como un adjetivo peyorativo de alguien, ¿no? ¡qué animal eres!, ¡qué bruto eres! El lenguaje condiciona tanto…

P: Jajaja te veo cada vez más sensible a mi mundo Rober, y es que ya nos conocemos mucho. En efecto, se ve el mundo de los animales como el mundo selvático de la lucha de todos contra todos, de lo salvaje también con tono peyorativo, de la supervivencia del más fuerte. Y de hecho, tu mundo de la empresa, del que tan enamorado estás, se basa también en estos supuestos. La ciencia nos permite decir que más allá de esa lucha, que también existe, lo que nos ha permitido sobrevivir es precisamente el altruismo, la cooperación y la generosidad. Eso nos ha permitido llegar vivos como especie. Somos los descendientes de unos primates y de unos homínidos especialmente colaboradores, así que nos podemos sentir orgullosos de ellos y volver a sacar el mono que llevamos dentro con orgullo.

R: ¡Qué interesante lo que dices Pablo! Pues a veces se justifica con este concepto selvático lo que pasa en las organizaciones. Tenemos que sobrevivir, y la lucha por ser el más fuerte, el de más poder es lo más importante. De hecho, hay un dicho al respecto “cuanto más alto subes y promocionas menos mierda te cae”. Fíjate que concepto de organización basada en malos rollos, autoritarismo y poder por poder. En los modelos actuales que defendemos hablamos de que es talentoso, que se basa en la confianza y en las propias habilidades de las personas. Por lo tanto, lo que nos cuentas de la cooperación me parece fundamental como visión clave del ser humano. Mi amigo Jose María Gasalla lo refleja a través de la gestión de la confianza en las organizaciones. Y nuestro querido Juan Carlos Cubeiro habla de la era del talentismo.

P: Pero fíjate que podemos ir más allá, pues tú hablas de basarnos en el talento de cada uno donde sus habilidades y su experiencia sean vitales para la posición o el puesto clave que ocupes. Tenemos muchos ejemplos como los elefantes que cuando tienen que buscar comida o tienen que cambiar de área geográfica los lideres son diferentes, asumiendo siempre el liderazgo el más experto, el que de alguna manera es más efectivo en esa misión, en ese objetivo. O las jirafas que son libres de entrar y salir en los grupos.

R: Ahí me lo pones más difícil Pablo, pues en la organización cuando alguien llega a ocupar un puesto, por ejemplo, Director de Marketing, lo que intenta no es volver a un puesto de técnico sénior anterior sino seguir creciendo profesionalmente y evolucionando. Dudo que ese profesional deje su posición a otro porque piense que para unos objetivos concretos el otro será más competente. Esto que me dices tiene que ver con lo que tú y yo hemos hablado más de una vez en temas de liderazgo natural, una clara tendencia actual en las organizaciones. En estructuras menor piramidales y más horizontales es más fácil que las personas ocupen responsabilidades en función de proyectos concretos, y después sigan en otros proyectos pero sin tanta diferenciación jerárquica. Eso hace a la empresa más flexible y con más capacidad de afrontar entornos turbulentos.

P: El comportamiento animal está lleno de ejemplos de este estilo Rober, por eso te digo que parece que incluso tengamos que aprender más de lo que pensamos. Pero como asociamos el comportamiento animal a poco evolucionado, lo tomamos de modo opuesto como algo a lo que no hay que imitar, o que se asocia a planteamiento simplista en la organización. En ese tema del liderazgo, algunos líderes parecen invitar al resto a cooperar en su contra porque no son capaces de establecer alianzas. Esto se ve en los chimpancés, líderes que no establecen alianzas y que acaban siendo expulsados. De hecho, lo que te hacer estar en tu liderazgo es precisamente el número de alianzas. Es necesario crear vínculos con los otros relevantes de tu entorno para mantener el liderazgo.

R: Esto significa que tienen un sentido de justicia percibida que es como lo denominamos en la ciencia del comportamiento organizativo. ¿Hablaríamos incluso de una moral?

P: Los primates también rechazan situaciones que consideran injustas por lo que a nivel muy básico también tienen moral. De hecho, ¿te acuerdas grabando el vídeo que tenemos en el Bioparc con título Liderazgo Natural lo que nos pasó? Si recuerdas, un mono intentó ser agresivo con una hembra de su especie, y rápidamente el resto de las hembras acudieron y formaron un grupo de protección y lograron expulsarlo. Después de estar el mono un buen rato aislado, se acercó como pidiendo disculpas y la misma hembra lo acogió y acicaló. Me acuerdo de que cuando te lo explicaba te dije, ¡ves que inteligencia emocional tienen! Seguramente nosotros estaríamos enfadados mucho más tiempo o incluso hubiéramos roto relaciones. Seguramente por ésta y muchas otras experiencias me decidí a escribir el libro “La inteligencia emocional de los animales” (Destino, 2018).

R: Sí, me acuerdo, me impresionó por los gritos que se oían continuamente. La verdad es que fue un conflicto realmente grave y se resolvió. No se dejó pasar ni se resolvió con agresividad después, como suele pasar en el mundo organizativo. Yo siempre digo que en las organizaciones estamos acostumbrados a resolver “marrones” que hemos heredado de situaciones no resueltas en el tiempo. Y todo ello por la incapacidad de gestionar desde la inteligencia emocional y la resolución de conflictos. Igual le podríamos pedir a esa mona que nos diera un seminario ¿no Pablo?

P: ¡Jajaja! ¡Por supuesto que aprenderíamos! Tú ya sabes que mis conferencias estaban llenas de experimentos que demostraban mis pensamientos. Igual que mis libros llenos de evidencias y casos que permiten justificar mis hipótesis.

R: Sí, eso me encanta de tus dos libros, “Yo, Mono” y este último, se leen muy fácil porque en realidad solo haces que contar anécdotas, experimentos y situaciones que justifican en realidad esa gran afirmación que haces en la portada sobre la inteligencia emocional de los animales. En la empresa se suele decir que hace falta una masa crítica cercana al 20% de los profesionales con Inteligencia y Competencias Emocionales para que una organización tenga el mínimo para funcionar bien. Y si esta masa crítica esta en la dirección mejor claro, jajaja.

P: En mi último libro “La Inteligencia Emocional de los Animales”, exploro qué piensan y sienten los animales, con especial atención a perros y gatos, sin olvidarme de otras especies. Comparo sus emociones y sentimientos para aprender sobre nuestra psicología, pero para entender a los animales que son parte de nuestra familia, para entender el origen del amor, el duelo, la depresión, el suicido, la risa y cientos de fenómenos más que hasta ahora considerábamos exclusivamente humanos pero que la ciencia ha revelado como comunes a muchas especies. Es un libro solo para animales sensibles, ya sabes, jajaja. Piensa que los animales también poseen emociones y las usan igual que nosotros, para sentir, guiarse, relacionarse y explorar el mundo que les rodea.

R: Si no pude evitar pensar en mi gata Nina y en mi perra Lluna conforme los leía. La verdad es que he aprendido mucho sobre todo al cambiar más mi esquema de su mundo emocional. Todos pensábamos que funcionaban más por instintos, por reacciones, pero también es verdad que conforme convives con ellos, están llenos de gestos emocionales. Lluna conforme entramos a casa la familia es una verdadera revolución de bienvenida, demuestra su alegría con muchos movimientos de cola y saltos y chupetones,.. vamos una fiesta espectacular. Y todos flipamos porque en realidad nos alegra tanto, nos contagia su felicidad y alegría. Es como si nos dijera: ¡qué contenta estoy de veros!

P: Claro, ya sabes que en mi libro hablo de mi querido Lupo, Truska, Tara, Moe, Harpo, Pablito… gran cantidad de gatos y perros que han conformado mi vida y que han dado sentido a mi profesión. En realidad son los responsables de que yo estudiara etología y primatología después de acabar sociología. Esto me ha permitido tener una perspectiva diferente a la hora de acercarme a ellos. Nuestra sociedad está basada en falsos argumentos sobre la incapacidad de sentir dolor de los animales, para poder tratarlos como si fueran objetos de laboratorio, plazas de toros, algunos zoológicos inaceptables y, por supuesto, la industria alimentaria.

R: Pero Pablo ¿todos, todos los animales? Me cuesta ver esta emocionalidad que veo en Lluna o que incluso intuyo en mi gata Nina, en otros animales mucho más fríos ¿no?

P: Mira, hay un fenómeno que se llama fiebre emocional y que se da en situaciones agradables en mamíferos, aves y reptiles como las lagartijas. Este fenómeno consiste en el incremento del ritmo cardíaco y la presión sanguínea junto con el ascenso de la temperatura corporal, respuestas fisiológicas idénticas a las que se producen cuando las personas acarician a otras personas.

R: Ya has tocado una variable que tú y yo hemos comentado mucho. De hecho, en mis conferencias de gestión del talento siempre, no lo puedo evitar, acabo metiendo el verbo acicalar. Y es que hemos hablado tanto del acicalamiento desde el punto de vista del liderazgo, de las relaciones entre animales. Y nosotros los humanos, los evolucionados, casi ni nos atrevemos a tocarnos. El tacto, la caricia, el abrazo,… afortunadamente hay incluso laboratorios especializados en estudios sobre este contacto humano como el de Matthew Hertenstein en la De PauwUniversity (Touch and EmotionLab). Pero sigue siendo casi un tema tabú. De hecho, cómo se podría explicar el fenómeno ese de “abrazos gratis” que tanto nos provoca y que llama la atención a los medios. Somos fóbicos a este acicalamiento por nuestras normas culturales tan rígidas. Cuando los estudios demuestran el gran impacto que tiene en nuestra calidad de vida y los efectos tan beneficiosos sobre nuestra salud al reducir el estrés, la presión arterial y la propensión a las enfermedades. Por eso, tenemos que darnos abrazos ya no de tres segundos y casi con miedo, sino poco a poco ir incrementándolos para sentir al otro, pasemos de 6 segundos a 10 y de ahí a 20. Piensa Pablo cuando se abrazan los hombres y no paran de darse palmadas fuertes como indicando, es un abrazo, pero ojo eh, jajaja. ¡Como somos!

P: Claro Rober, piensa que, en el caso del comportamiento animal, el líder es quien más acicala de todos. Lo que pasa es que está repartido acicalamiento entre muchos miembros. Y también es quien más recibe este acicalamiento. Es un liderazgo de relaciones. Cuando un líder quiere conseguir la cooperación se dedica a acicalar, muchos piensan que es despiojar, pero está acicalando. El acicalamiento también es un buen indicador de la probabilidad de que aparezcan otras emociones y sentimientos como la solidaridad, así como otras conductas prosociales como la ayuda. También sirve para ayudarnos en las reconciliaciones, incluso después de pelearse usan sesiones de caricias recíprocas para “hacer las paces” lo que reduce la tensión entre rivales, devolviendo el equilibrio al grupo, algo fundamental para su supervivencia.

R: Sí que es verdad Pablo, pero cómo llevar ese mundo del tacto o del contacto a las relaciones organizativas. Si solo con tocar el hombro, o un simple roce puede significar una mejora, ¿cómo poder utilizarlo en las organizaciones sin que suponga una violación a los derechos de intimidad? Por eso, es verdad que en el comportamiento humano hemos utilizado mucho, y sobre todo en el organizativo, otros elementos sutiles que nos ayudan de modo simbólico a tener ese roce como la mirada o la comunicación no verbal. Me es fácil comprender un líder que con la mirada abraza afectivamente, que expresa interés y que comprende, que su empatía envuelve a su gente.

P: Si Rober, pero sabes que hay miradas que matan y miradas que enamoran. Mirar a los ojos es una de las prácticas más poderosas de nuestra especie que nos permite experimentar una conexión más profunda con los demás, pero también con nosotros mismos. Pero también recuerda que por ejemplo la mayoría de los animales no captan esa información, es el caso de los chimpancés que no saben dónde diriges la mirada. Se guían por la posición de la cabeza y no de los ojos, a diferencia de los perros, los gatos y los caballos que si lo saben. ¿Sabes quién sabe mucho de esto de la afectividad? Jane Goodall. Me acuerdo en una conversación que mantuve con ella que me contó el caso de madres chimpancés que aplican una fórmula muy exitosa; afectividad, ser juguetonas, tolerantes e igualmente dispuestas a poner límites. Las personas estamos diseñadas para tener contacto social: solo con el cariño y la amistad podemos contribuir a evitar circunstancias que pueden afectar negativamente a nuestra salud física y emocional. Estar acompañados nos hace más alegres, lo que se traduce en mayor energía para perseguir nuestros sueños Rodeados de personas que apreciamos es más fácil mantenernos motivados y estar entrenados para los desafíos de la vida.

R: ¡Qué recuerdos con Jane Goodall! La traje a Valencia y conseguí llegar a un acuerdo con Bioparc para que pudieran encargarse ellos de todo, conferencia, publicidad, etc,… aun me acuerdo de la monita de trapo que regaló a mis hijas y sus palabras, su mensaje, su perspectiva… Eso sí que son personas con vocación ¿eh Pablo? Me viene enseguida también la imagen de Vicente Ferrer. Son personas emprendedoras sociales que quieren cambiar el mundo. Son un ejemplo para todos nosotros.

P: Si la verdad, toda persona con vocación en realidad tiene el potencial de cambiar el mundo.

R: Ey, Pablo eso es muy profundo para ti… ¿eh?

Risas

R: De hecho, hay expertos que comentan precisamente que uno de los grandes males en las organizaciones es la falta de empatía. Por eso se está buscando un líder más emocional que sea capaz de ponerse en el lugar del otro y de contagiar emociones positivas a sus colaboradores. También conozco amigos míos que hablan de la relación tan clara que existe en el liderazgo de alto nivel y la psicopatía. En el fondo están expresando esta incapacidad para tener empatía con la gente que está vinculada en sus proyectos.

P: Es muy interesante lo que dices porque el mundo de la empatía es vital para el tema de la inteligencia emocional de los animales. El nivel más básico de la empatía es el contagio emocional. Así podemos contagiar el llanto o la risa, o transmitir miedo o incluso pánico. De hecho, un fenómeno muy interesante de contagio es lo que se denomina rapid facial minicry. Consiste en una replicación que se da, especialmente en la cara, de movimientos musculares de aquellos que estamos observando. Estas reacciones faciales son involuntarias e imperceptibles. Por ejemplo, ¿sabías que la risa y el bostezo se pegan?

R: Si, la risa entra dentro de la visión optimista de las organizaciones, donde ya se están estableciendo seminarios y talleres de risoterapia por los grandes beneficios que tienen. Si no que se lo pregunten a dos conferenciantes como tú que vinieron a las jornadas Talento &Management Tendencias en Valencia y que creo conoces bien: Eduardo Jauregui y Alonso Pulido. Uno desde la ciencia, otro desde la vivencia, ¡que cracks! Y lo del bostezo lo había leído también en alguno de mis manuales de psicología.

P: Pues en varias investigaciones se ha demostrado que existe una correlación entre la capacidad de empatía y el contagio de bostezo, razón por la cual ciertas personas con dificultad para establecer relaciones debido a alguna patología o a una lesión cerebral no suelen bostezar cuando ven a alguien hacerlo. Tampoco es posible contagiarlo a los psicópatas, según sugieren algunos estudios, pero sí a algunos animales. Está claro en los primates pero puede sorprender por ejemplo en los ratones que algunos estudios han analizado. Los grandes simios demuestran empatía incluso con otras especies, y hay estudios que hablan de procesos empáticos entre por ejemplo bonobos u orangutanes en casos concretos donde han caído pájaros cerca de ellos y los han cuidado y protegido.

R: Si a mí me pasa que con Lluna y Nina me miran y me deshago, enternece, me sacan lo mejor. Por eso los utilizan tanto en publicidad. Igual que las imágenes de niños y bebes. ¡Estas neuronas espejo nos pueden!

P: Pero sabías que las neuronas espejo no solo se relacionan con la vista. Un día me escribió un lector, una persona con ceguera, y me preguntó si en ellos también se activan. Le respondí que las neuronas espejo también son estimuladas cuando se escuchan sonidos. Si te digo la verdad Rober, la empatía es parte de la clave, del misterio de la inteligencia emocional en los animales. Es la pieza del puzzle que rellena el vacío que existe entre el egoísmo y el altruismo, es la piedra angular del altruismo y la moral. Sin empatía no existirían valores como la solidaridad, la compasión, la bondad o el sentido de la justicia.

Sus últimas palabras tan profundas y sabias dejaron un silencio entre ambos. La última conversación con Pablo herreros, nuestro último dialogo, nuestro silencio…

A Pablo le gustaba citar a Frans de Waal, un investigador holandés especializado en psicología, primatología y etología. Este autor decía “hemos podido sacar al mono de la selva, pero no hemos podido sacar la selva de dentro del mono”. Pablo era un defensor de la idea de Darwin: “La nobleza de una persona se mide por la cantidad y calidad de las relaciones que mantiene con otras”. Y de eso soy testigo por la cantidad de gente que ha demostrado su calor hacia una persona que nos ha dejado una huella imborrable a muchos de nosotros.

Si quieres ver algo más de Pablo Herreros te recomiendo el programa que tiene con Buenafuente, el que tiene con Jesús Quintero, el vídeo que tenemos en YouTube en el Bioparc con título “Proyecto de liderazgo natural- Natural Leadership Project”, o su programa “Yo Mono” donde fue creador y presentador para TVE2. Aparte de su blog personal, su blog en el periódico El Mundo y sus libros.

Gran parte del texto puesto en la conversación en nombre de Pablo proviene de sus libros y videos. Podéis ver también la conferencia en conferencia Pablo Herreros en TED Galicia” Ted Galicia o la entrevista que nos hicieron después de la Conferencia del 47º Congreso de AEDIPE en Sevilla.

 

Por Roberto Luna, ex presidente Aecop España

Ver el artículo en nuestra revista digital Aecop Magazine


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Escrito por Josepe Garcia
Creador del programa Vivir del Coaching

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